Los 23 minutos y 15 segundos más caros de tu día a día

La concentración es como un músculo, podemos aprender a entrenar nuestra capacidad de atención, para así mejorar nuestros niveles de concentración, y de esta forma aumentar nuestra productividad.

La Universidad de California, en Irvine, ha descubierto que cada vez que nos despistamos necesitamos un promedio «23 minutos y 15 segundos» para volver a concentrarnos en la tarea que estábamos realizando.

Quizás pienses que no pasa nada si imaginas durante unos segundos cómo serán tus vacaciones, si checas rápidamente el correo electrónico o miras un comentario en las redes sociales, pero con estas tres distracciones puedes haber perdido más de una hora de tu jornada de trabajo.

Es evidente que existe una relación entre las  distracciones potenciales que presentan los medios digitales» y la menor productividad al final del día. 

Actualmente nos topamos con más distracciones que cualquier otro momento de la historia entera de la humanidad. Los estudios demuestran que podemos trabajar un promedio de sólo 40 segundos frente a nuestro ordenador antes de que nos distraigan o nos distraigamos.

Hemos comprado el multitasking  como un estimulante atajo productivo , cuando realmente deberíamos considerarlo como una trampa de interrupciones continuas.

Cada vez que una persona se distrae regresa luego a la tarea que estaba haciendo. Pero no sucede de inmediato si el alejamiento de lo que uno hace ha sido completo: por ejemplo, si la aparición de un e-mail en la bandeja de entrada hace que vaya y lo lea o el recuerdo de una duda lleva hasta un buscador y una pesquisa. Gastamos hasta 26 minutos en promedio atendiendo esa distracción.

Muchas de las distracciones provienen de otras personas, en la forma de mensajes. Pero somos personalmente responsables del 50% de las distracciones que sabotean nuestra concentración.

Cuando alguien nos interrumpe, nos lleva en promedio 29 minutos recuperar la concentración. Nos va un poco mejor cuando nos distraemos a nosotros mismos: en esos casos, nos lleva 22 minutos recuperar la senda.

El estado de nuestra atención determina el estado de nuestras vidas. Los momentos en los cuales estamos distraídos se acumulan —día a día, semana a semana, año a año— hasta crear una vida que se siente dispersa y agobiante.

Por el contrario, al poder poner el foco de la atención en algo productivo e importante para uno, nuestra vidas mejoran en casi todos aspectos. Se hace más, se siente más profundamente, se halla más significado: no sucede mágicamente, sino porque se procesa la información con deliberación. Sentimos que controlamos más nuestras vidas porque podemos controlar cada momento.

Por otro lado, habría que destacar que el cerebro, como cualquier otro órgano, se fatiga y necesita periodos de descanso para recuperar su buen nivel de funcionamiento y concentración.

Diversos estudios demuestran que es complicado que la atención sostenida permanezca más de 25 minutos seguidos, por eso es bueno introducir descansos de 5 minutos cada 25 minutos de trabajo. Se trata de entrenar la atención, la concentración, de ser más productivos, y el tener el tiempo acotado nos ayudará a mejorarla capacidad de atención. Estar más horas no significa producir mejor, la productividad se mide por el número de objetivos conseguidos, no por el tiempo empleado.

Respecto a la concentración mental, lo ideal (respetando los periodos de 25 minutos de trabajo, descanso de 5 minutos), sería comenzar por una pequeña actividad de dificultad media, puesto que cuando empezamos, todavía necesitamos un periodo de calentamiento para llegar al máximo rendimiento intelectual.

A continuación introducir el trabajo más complicado, durante aproximadamente una hora, para finalizar con tareas más sencillas y en las que interfiera menos el cansancio hasta completar un ciclo de dos horas de trabajo. Al finalizar dicho periodo, conviene hacer una pausa más larga, para poder volver a empezar otro ciclo como el descrito anteriormente.

Cuando nos sentimos capaces de afrontar una tarea, el estrés disminuye.

Hay variables externas que conviene cuidar para aumentar la concentración y la productividad:

  • Haz una planificación de las tareas que debes realizar el día antes, se realista a la hora de fijar los objetivos, prográmalos con tiempo suficiente, y fragmenta las tareas más complicadas en pequeñas metas más fáciles de lograr y a primera hora del día. Con ello tendrás más fuerza para realizarlas y su finalización será un refuerzo para emprender nuevas tareas con ganas, prémiate cada vez que lo consigas.
  • Deja un tiempo para los imprevistos que sea suficiente para reaccionar y evitar así el estrés y que tu planificación no se venga abajo al menor contratiempo.
  • Mantener la mesa lo más despejada y limpia posible, sin objetos distractores al alcance de la vista.
  • Deja el móvil silenciado, y desconecta todas las aplicaciones de redes sociales para evitar las distracciones.
  • Nunca comiences el día leyendo el correo electrónico, así evitaremos salirnos de la planificación de nuestras tareas principales. Fija dos momentos a lo largo de la mañana y dos por la tarde en los que revisar y contestar el correo electrónico. No dejes que los correos por leer invadan el espacio de 25 minutos reservado para trabajar.
  • El nivel de ruido ambientales otro factor a controlar.
  • La temperatura no debe ser ni muy calurosa ni muy fría.
  • Mantenerse hidratado, bebiendo preferiblemente agua.
  • Evitar la sensación de hambre, pero sin realizar comidas copiosas que aumenten la somnolencia.

De esta manera comenzarás a ver la concentración no sólo como un factor contribuyente a tu productividad, sino también como un factor en tu bienestar general.

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